Nota 135
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE COMPLETE WORKS OF SAINT JOHN OF THE CROSS
[LAS OBRAS COMPLETAS DE SAN JUAN DE LA CRUZ]
Por San Juan de la Cruz
Este libro traducido del Español original al Inglés por E. Allison Peers.
Conoccimiento Sobrenatural
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE COMPLETE WORKS OF SAINT JOHN OF THE CROSS
[LAS OBRAS COMPLETAS DE SAN JUAN DE LA CRUZ]
Por San Juan de la Cruz
Este libro traducido del Español original al Inglés por E. Allison Peers.
Conoccimiento Sobrenatural
San Juan nos dice que nuestro entendimiento (intelecto) recibe conocimiento de manera natural solamente por medio de los sentidos (ojos, oídos, nariz, boca y tacto) y tiene la facilidad de recibir conocimiento de manera sobrenatural cuando Dios elige concedérnoslo, como el caso de una clase de conocimiento general llamada contemplación infusa que se da en la fe.
Nos dice que el conocimiento sobrenatural también se recibe por medio de una visión, locución o revelación y por sentimientos espirituales. A nuestros ojos corporales se pueden mostrar formas de santos o de ángeles; podemos oír palabras dichas por ellos o por quienes no son vistos. A veces hay un olor de perfume sin saber de dónde viene. A veces tenemos conciencia de una dulzura en la boca. Podemos experimentar gran placer, llamado unción espiritual, que procede de los afectos de la devoción y San Juan dice que esto es muy común con personas espirituales. Sin embargo, el demonio, con su naturaleza angélica falsifica estas mismas experiencias para desviar nuestra atención de la fe oscura, nuestra única guía verdadera en este camino angosto a la Perfección.
San Juan dice que aunque estas experiencias sobrenaturales de la gracia de Dios nos vengan del amor que nos tiene, nunca debemos aceptarlas ni tratar de determinar si vienen de El o del demonio. Cuando se presta atención a cualquiera de ellas, con excepción de la contemplación infusa, se abandona la guía verdadera que es la fe. Cuanto más exteriores son, menos probable es que sean de Dios. Por regla general, Dios opera a través del espíritu. Uno no puede diferenciar entre el bien y el mal. Si es de Dios, El produce sus efectos en el espíritu en el momento en que se siente. No importa si deseamos la visión o no, la obra de Dios se logra en el momento en que la da al alma; por lo tanto, a Dios no le molesta si ignoramos la visión. Las del demonio causan aridez, vanidad o presunción. El demonio pone en marcha el primer movimiento de nuestra voluntad, pero no puede avanzar más a menos que el alma lo consienta.
San Juan dice que si consentimos a las visiones, aún a las de Dios, nuestra fe crece cada vez menos. Esto es porque cuando descansamos en ellas, no nos remontamos a lo invisible por la fe sola, que es el único camino. No debemos aceptar ni amar visiones como pertenecientes a nosotros personalmente. Constantemente tenemos conciencia de lo que se nos ha dado, pero no debemos permanecer en ello. Si lo conservamos en la memoria gozosamente, el demonio será influenciado a dar más de sus visiones y las visiones de Dios cesarán. El demonio tendrá todo el poder. San Juan lamenta que muchos de nosotros no entablemos este combate espiritual con el demonio, ignorándolo en el primer paso, para poder avanzar al siguiente. Las visiones no son Dios mismo. A Dios se le alcanza sólo por medio de la fe oscura. Si somos fieles en conquistar al demonio a cada paso del camino, Dios nos llevará cada vez más alto a través de cada grado hasta que hayamos alcanzado la Transformación.
Nos dice que el conocimiento sobrenatural también se recibe por medio de una visión, locución o revelación y por sentimientos espirituales. A nuestros ojos corporales se pueden mostrar formas de santos o de ángeles; podemos oír palabras dichas por ellos o por quienes no son vistos. A veces hay un olor de perfume sin saber de dónde viene. A veces tenemos conciencia de una dulzura en la boca. Podemos experimentar gran placer, llamado unción espiritual, que procede de los afectos de la devoción y San Juan dice que esto es muy común con personas espirituales. Sin embargo, el demonio, con su naturaleza angélica falsifica estas mismas experiencias para desviar nuestra atención de la fe oscura, nuestra única guía verdadera en este camino angosto a la Perfección.
San Juan dice que aunque estas experiencias sobrenaturales de la gracia de Dios nos vengan del amor que nos tiene, nunca debemos aceptarlas ni tratar de determinar si vienen de El o del demonio. Cuando se presta atención a cualquiera de ellas, con excepción de la contemplación infusa, se abandona la guía verdadera que es la fe. Cuanto más exteriores son, menos probable es que sean de Dios. Por regla general, Dios opera a través del espíritu. Uno no puede diferenciar entre el bien y el mal. Si es de Dios, El produce sus efectos en el espíritu en el momento en que se siente. No importa si deseamos la visión o no, la obra de Dios se logra en el momento en que la da al alma; por lo tanto, a Dios no le molesta si ignoramos la visión. Las del demonio causan aridez, vanidad o presunción. El demonio pone en marcha el primer movimiento de nuestra voluntad, pero no puede avanzar más a menos que el alma lo consienta.
San Juan dice que si consentimos a las visiones, aún a las de Dios, nuestra fe crece cada vez menos. Esto es porque cuando descansamos en ellas, no nos remontamos a lo invisible por la fe sola, que es el único camino. No debemos aceptar ni amar visiones como pertenecientes a nosotros personalmente. Constantemente tenemos conciencia de lo que se nos ha dado, pero no debemos permanecer en ello. Si lo conservamos en la memoria gozosamente, el demonio será influenciado a dar más de sus visiones y las visiones de Dios cesarán. El demonio tendrá todo el poder. San Juan lamenta que muchos de nosotros no entablemos este combate espiritual con el demonio, ignorándolo en el primer paso, para poder avanzar al siguiente. Las visiones no son Dios mismo. A Dios se le alcanza sólo por medio de la fe oscura. Si somos fieles en conquistar al demonio a cada paso del camino, Dios nos llevará cada vez más alto a través de cada grado hasta que hayamos alcanzado la Transformación.
Derechos de Autor, Copyright © 2015 & 2016
- John of the Cross, Saint [San Juan de la Cruz], The Complete Works of Saint John of the Cross, Volme I [Las Obras Completas de San Juan de la Cruz Volumen I], traducido y editado por E. Allison Peers, Maryland; The Newman Press. reimpreso en 1957.
- John of the Cross, Saint [San Juan de la Cruz], The Complete Works of Saint John of the Cross, Volme II & III [Las Obras Completas de San Juan de la Cruz Volumen II], traducido y editado por E. Allison Peers, Maryland; The Newman Press. reimpreso en 1953.