Nota 65
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
TREATISE ON THE LOVE OF GOD - The Works of this Doctor of the Church
[TRATADO SOBRE EL AMOR DE DIOS - Las Obras de este Doctor de la Iglesia]
Por San Francisco de Sales
Este Santo Obispo de Génova dejó escritos, cartas y otras obras que han
sido manantiales de luz para innumerables personas. Traducido del
francés antiguo por el Reverendo Henry Benedict Mackey, O.S.B.
La Voluntad
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
TREATISE ON THE LOVE OF GOD - The Works of this Doctor of the Church
[TRATADO SOBRE EL AMOR DE DIOS - Las Obras de este Doctor de la Iglesia]
Por San Francisco de Sales
Este Santo Obispo de Génova dejó escritos, cartas y otras obras que han
sido manantiales de luz para innumerables personas. Traducido del
francés antiguo por el Reverendo Henry Benedict Mackey, O.S.B.
La Voluntad
En estos capítulos, el santo nos prepara para el tratado que sigue al Libro I. Nos dice que nuestra voluntad gobierna la facultad de los movimientos exteriores: nuestra boca, lengua, manos, pies y ojos. Estos se mueven de acuerdo a nuestra voluntad. Estos movimientos nunca dejan de obedecer nuestra voluntad, a menos que algo exterior se los impida.
El santo explica que no podemos ordenarles a nuestros ojos que no vean, porque esta facultad no tiene inteligencia; sin embargo, nuestra voluntad puede realizar sus deseos cerrando los ojos. Tampoco puede nuestra voluntad ordenarles a nuestros oídos que no oigan [pero nuestra voluntad puede evitarlo tapando las orejas o alejándose]. Nuestra voluntad no puede ordenarle al estómago que no digiera la comida, ni al cuerpo que no crezca, pues esas facultades tampoco tienen inteligencia con qué obedecer.
El santo continúa diciendo que nuestra voluntad tiene poco poder sobre nuestras facultades de entendimiento y memoria. Nuestra voluntad puede elegir lo que quiere proporcionarle al entendimiento y lo que quiere recordar o rechazar en la memoria. Pero nuestra voluntad no puede ordenar a nuestro entendimiento y memoria tan absolutamente como puede ordenar a las manos, pies y lengua, todo a causa de las facultades sensitivas [concupiscencia], porque la imaginación las distrae. En otras palabras, nuestra voluntad no puede forzar al entendimiento y la memoria a obedecer.
El santo explica que no podemos ordenarles a nuestros ojos que no vean, porque esta facultad no tiene inteligencia; sin embargo, nuestra voluntad puede realizar sus deseos cerrando los ojos. Tampoco puede nuestra voluntad ordenarles a nuestros oídos que no oigan [pero nuestra voluntad puede evitarlo tapando las orejas o alejándose]. Nuestra voluntad no puede ordenarle al estómago que no digiera la comida, ni al cuerpo que no crezca, pues esas facultades tampoco tienen inteligencia con qué obedecer.
El santo continúa diciendo que nuestra voluntad tiene poco poder sobre nuestras facultades de entendimiento y memoria. Nuestra voluntad puede elegir lo que quiere proporcionarle al entendimiento y lo que quiere recordar o rechazar en la memoria. Pero nuestra voluntad no puede ordenar a nuestro entendimiento y memoria tan absolutamente como puede ordenar a las manos, pies y lengua, todo a causa de las facultades sensitivas [concupiscencia], porque la imaginación las distrae. En otras palabras, nuestra voluntad no puede forzar al entendimiento y la memoria a obedecer.
Derechos de Autor, Copyright © 2015 & 2016