Nota 95
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE LIFE AND REVELATIONS OF ST. GERTRUDE THE GREAT
[LA VIDA Y REVELACIONES DE SANTA GERTRUDIS LA GRANDE]
Por Santa Gertrudis la Grande
Esta virgen, con quien el Dios Divino conversaba, fue Abadesa de la Orden de San
Benedicto. Esta es, mayormente, una traducción de los cinco libros de Insinuaciones Divinae
Pietatis. El segundo libro fue escrito por Santa Gertrudis y los demás por una religiosa de su
monasterio. Traducidos del latín por las Clarisas Pobres de Kenmare, County Kerry.
Distracciones en la Oración
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE LIFE AND REVELATIONS OF ST. GERTRUDE THE GREAT
[LA VIDA Y REVELACIONES DE SANTA GERTRUDIS LA GRANDE]
Por Santa Gertrudis la Grande
Esta virgen, con quien el Dios Divino conversaba, fue Abadesa de la Orden de San
Benedicto. Esta es, mayormente, una traducción de los cinco libros de Insinuaciones Divinae
Pietatis. El segundo libro fue escrito por Santa Gertrudis y los demás por una religiosa de su
monasterio. Traducidos del latín por las Clarisas Pobres de Kenmare, County Kerry.
Distracciones en la Oración
Este libro narra que una vez cuando Santa Gertrudis estaba muy enferma, se distrajo del Dios que estaba dentro de su corazón y le confesó su falta, pensando que pasaría un largo tiempo antes de que El regresara con su dulzura a la que ella estaba acostumbrada. Dios le dijo que ella siempre había estado con El. Por esto ella supo que cuando descuidamos a Dios debido a nuestra flaqueza, su misericordia estima nuestra voluntad con tal que nuestra voluntad no se haya extraviado de El. Le dijo que encontraba más placer en su aceptación del sufrimiento que si su devoción hubiera estado acompañada de placer.
En otra ocasión se dice que Santa Gertrudis se afligía porque no tenía un gran fervor por Dios y Dios le dijo que mientras su voluntad tuviera el deseo de amarlo, El tiene el mismo placer en permanecer en su corazón como si su deseo hubiera sido el más ardiente.
En otra ocasión se dice que Santa Gertrudis se afligía porque no tenía un gran fervor por Dios y Dios le dijo que mientras su voluntad tuviera el deseo de amarlo, El tiene el mismo placer en permanecer en su corazón como si su deseo hubiera sido el más ardiente.
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