Nota 120
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
PROGRESS THROUGH MENTAL PRAYER
[PROGRESO POR MEDIO DE LA ORACIÓN MENTAL]
Por el Reverendo Edward Leen, C.S.Sp, M.A., D.D.
Fue profesor en el Seminario Mayor de Dublín; se desempeñó bajo el Obispo
JosephShanahan en Nigeria, y fue presidente de la Universidad Blackrock, en Dublín.
Desapego
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
PROGRESS THROUGH MENTAL PRAYER
[PROGRESO POR MEDIO DE LA ORACIÓN MENTAL]
Por el Reverendo Edward Leen, C.S.Sp, M.A., D.D.
Fue profesor en el Seminario Mayor de Dublín; se desempeñó bajo el Obispo
JosephShanahan en Nigeria, y fue presidente de la Universidad Blackrock, en Dublín.
Desapego
El reverendo Leen nos dice que algunas personas no se embarcan en la verdadera espiritualidad porque creen que les costaría demasiado en mortificación, lo cual implica mucho sufrimiento. Piensan que suprime todo el gozo y felicidad de sus vidas. Dice que no se dan cuenta de que el gozo y la dicha espirituales existen al lado de la mortificación de los sentidos. Sin embargo, lo sobrenatural se oscurece al principio y luego, poco a poco, nos hacemos más y más conscientes de la acción de Dios. Dice que la vida de oración debe ser un crecimiento en intimidad con Jesús, y es muy desalentador para los que van en las etapas preliminares, donde esta abnegación es de lo más difícil para la naturaleza humana y donde ven pocos signos de progreso en su vida espiritual. Dice que los diferentes grados espirituales por los que pasa el alma son un proceso que poco a poco nos libera del amor propio y este proceso nos adelanta a grados de perfección cada vez más altos.
El Rev. Leen nos dice que debemos desasirnos del apego a las cosas terrenas para que el alma pueda llenarse de lo que es espiritual. Dice que cada persona bautizada tiene la responsabilidad de desarrollar la vida sobrenatural en su interior y Dios responde al alma anhelante con su presencia ‘sentida’. “Quien me ama, será amado por Mi Padre, y yo lo amaré y me le manifestaré.”
Nos dice que en el estado de oración ordinario, muchos de nosotros los Cristianos no tenemos idea de cómo se manifiesta Dios al alma y el Reverendo dice que aunque sabemos que Dios está presente en todas partes y dentro de nosotros, la mayoría de nosotros no hemos todavía experimentado la presencia de Dios en el alma. Debemos pasar de saber que Dios está presente a darnos cuenta de su presencia. Esta experiencia es de la mayor dicha. Podemos ‘sentir’ de hecho la presencia de Dios en el alma. Esto sucede solamente después de haber progresado en abnegación, desapego y pureza de alma. Aún así, su presencia no es el resultado de nuestro propio esfuerzo mental (intelecto y voluntad). Es un don de Dios Mismo. El Reverendo nos dice que una vez que sentimos la presencia de Dios en el alma, es una señal de progreso definitivo, más allá de las maneras ordinarias de oración mental. En la oración mental, tenemos el conocimiento de Dios, en la oración mental-pasiva, ‘percibimos’ a Dios. Por un toque al alma, Dios nos hace sensibles a su presencia. Esta es la culminación de la vida de oración mental y nos da un anticipo del cielo. Cuando sus visitas se hacen más frecuentes, el alma ha entrado definitivamente en las etapas pasivas de la oración mental, lo que se llama contemplación infusa.
El Rev. Leen nos dice que debemos desasirnos del apego a las cosas terrenas para que el alma pueda llenarse de lo que es espiritual. Dice que cada persona bautizada tiene la responsabilidad de desarrollar la vida sobrenatural en su interior y Dios responde al alma anhelante con su presencia ‘sentida’. “Quien me ama, será amado por Mi Padre, y yo lo amaré y me le manifestaré.”
Nos dice que en el estado de oración ordinario, muchos de nosotros los Cristianos no tenemos idea de cómo se manifiesta Dios al alma y el Reverendo dice que aunque sabemos que Dios está presente en todas partes y dentro de nosotros, la mayoría de nosotros no hemos todavía experimentado la presencia de Dios en el alma. Debemos pasar de saber que Dios está presente a darnos cuenta de su presencia. Esta experiencia es de la mayor dicha. Podemos ‘sentir’ de hecho la presencia de Dios en el alma. Esto sucede solamente después de haber progresado en abnegación, desapego y pureza de alma. Aún así, su presencia no es el resultado de nuestro propio esfuerzo mental (intelecto y voluntad). Es un don de Dios Mismo. El Reverendo nos dice que una vez que sentimos la presencia de Dios en el alma, es una señal de progreso definitivo, más allá de las maneras ordinarias de oración mental. En la oración mental, tenemos el conocimiento de Dios, en la oración mental-pasiva, ‘percibimos’ a Dios. Por un toque al alma, Dios nos hace sensibles a su presencia. Esta es la culminación de la vida de oración mental y nos da un anticipo del cielo. Cuando sus visitas se hacen más frecuentes, el alma ha entrado definitivamente en las etapas pasivas de la oración mental, lo que se llama contemplación infusa.
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