Nota 157
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE COMPLETE WORKS OF SAINT JOHN OF THE CROSS
[LAS OBRAS COMPLETAS DE SAN JUAN DE LA CRUZ]
Por San Juan de la Cruz
Este libro traducido del Español original al Inglés por E. Allison Peers.
Imágenes de los Santos
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE COMPLETE WORKS OF SAINT JOHN OF THE CROSS
[LAS OBRAS COMPLETAS DE SAN JUAN DE LA CRUZ]
Por San Juan de la Cruz
Este libro traducido del Español original al Inglés por E. Allison Peers.
Imágenes de los Santos
San Juan sigue hablando de los bienes sabrosos del espíritu que traen gozo cuando los aprehende la voluntad. Estos son las imágenes (de las que ya ha tratado), retratos de los santos, de los que aquí da instrucción, oratorios y ceremonias. Todos estos se usan como motivación para un fin mayor, Dios mismo.
San Juan nos dice que es bobería poner nuestra confianza en una imagen más que en otra aunque las dos imágenes sean de la misma persona, a menos que se haya recibido algún favor a través de una. Dice que de otra manera, esto implica más afición por la hechura de la preferida. También implica una gran rudeza acerca del culto y honra que se le debe a Dios. Nuestra devoción debe ser solamente con fe y pureza de corazón. San Juan dice que si Dios concede favores por medio de una imagen más que otra, es porque nuestra devoción se despierta más por una imagen que por otra. Es por esta devoción que Dios concede la merced que se le pide. Ciertamente no lo hace a causa de la imagen, que no es más que una pintura o estatua. Dice San Juan que muchas veces Dios suele obrar mercedes por medio de imágenes que están más apartadas de la civilización, porque el esfuerzo necesario para llegar a la imagen aumenta la intensidad de la devoción al santo a quien representa, y porque nos retiremos del ruido y de la gente para poder orar. Nos aconseja no hacer peregrinajes a donde va mucha gente, pues regresaremos en un estado de gran distracción.
Dice San Juan que cuando Dios obra una influencia especial en ciertas personas, por su devoción a un santo por medio de cierta imagen, su mente puede recordarla con frecuencia y ésta despertará su devoción de la misma manera que cuando la vio y, en este caso, otra imagen de la misma persona no le proporcionaría el mismo efecto.
San Juan dice que hay quienes participan en peregrinajes por recreación. Quienes están más apegados a una imagen que a otra por la excelencia de su hechura o cierta hermosura que les atrae, pueden pensar que esta afición por la imagen es devoción, pero no es más que alguna afición natural que pueden tener por cualquier otra cosa temporal. Si tenemos fe y verdadera devoción, cualquier imagen debe bastar. También menciona que Jesús era una imagen viva cuando estaba en la tierra, y aún así, los que no tenían fe, aunque le seguían, no se aprovechaban.
San Juan dice que, sin duda alguna, las imágenes pueden ser de gran provecho para acordarse de Dios, cuando son usadas de manera religiosa como conviene; pero frecuentemente, el demonio engaña para hacer daño a las almas incautas. Para usar la imagen como motivación hacia Dios y para evitar los males y engaños del demonio, debemos purificar nuestra intención y no gozarnos en la imagen misma.
San Juan nos dice que es bobería poner nuestra confianza en una imagen más que en otra aunque las dos imágenes sean de la misma persona, a menos que se haya recibido algún favor a través de una. Dice que de otra manera, esto implica más afición por la hechura de la preferida. También implica una gran rudeza acerca del culto y honra que se le debe a Dios. Nuestra devoción debe ser solamente con fe y pureza de corazón. San Juan dice que si Dios concede favores por medio de una imagen más que otra, es porque nuestra devoción se despierta más por una imagen que por otra. Es por esta devoción que Dios concede la merced que se le pide. Ciertamente no lo hace a causa de la imagen, que no es más que una pintura o estatua. Dice San Juan que muchas veces Dios suele obrar mercedes por medio de imágenes que están más apartadas de la civilización, porque el esfuerzo necesario para llegar a la imagen aumenta la intensidad de la devoción al santo a quien representa, y porque nos retiremos del ruido y de la gente para poder orar. Nos aconseja no hacer peregrinajes a donde va mucha gente, pues regresaremos en un estado de gran distracción.
Dice San Juan que cuando Dios obra una influencia especial en ciertas personas, por su devoción a un santo por medio de cierta imagen, su mente puede recordarla con frecuencia y ésta despertará su devoción de la misma manera que cuando la vio y, en este caso, otra imagen de la misma persona no le proporcionaría el mismo efecto.
San Juan dice que hay quienes participan en peregrinajes por recreación. Quienes están más apegados a una imagen que a otra por la excelencia de su hechura o cierta hermosura que les atrae, pueden pensar que esta afición por la imagen es devoción, pero no es más que alguna afición natural que pueden tener por cualquier otra cosa temporal. Si tenemos fe y verdadera devoción, cualquier imagen debe bastar. También menciona que Jesús era una imagen viva cuando estaba en la tierra, y aún así, los que no tenían fe, aunque le seguían, no se aprovechaban.
San Juan dice que, sin duda alguna, las imágenes pueden ser de gran provecho para acordarse de Dios, cuando son usadas de manera religiosa como conviene; pero frecuentemente, el demonio engaña para hacer daño a las almas incautas. Para usar la imagen como motivación hacia Dios y para evitar los males y engaños del demonio, debemos purificar nuestra intención y no gozarnos en la imagen misma.
Derechos de Autor, Copyright © 2015 & 2016
- John of the Cross, Saint [San Juan de la Cruz], The Complete Works of Saint John of the Cross, Volme I [Las Obras Completas de San Juan de la Cruz Volumen I], traducido y editado por E. Allison Peers, Maryland; The Newman Press. reimpreso en 1957.
- John of the Cross, Saint [San Juan de la Cruz], The Complete Works of Saint John of the Cross, Volme II & III [Las Obras Completas de San Juan de la Cruz Volumen II], traducido y editado por E. Allison Peers, Maryland; The Newman Press. reimpreso en 1953.