Nota 35
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE SPIRITUAL LIFE: A Treatise on Ascetical and Mystical Theology
[LA VIDA ESPIRITUAL: Un tratado de Teología Ascética y Mística]
Por el Reverendísimo Adolfo Tanquerey, S.S., D.D.
Durante su carrera, fue famoso por sus obras teológicas y tenía el don
evidente de la enseñanza. Traducido por el Reverendo Herman
Branderis, S.S., A.M., quien era profesor de Historia de la Iglesia en latín
y español en el Seminario de Santa María en Baltimore, Maryland.
Mortificaciones
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
THE SPIRITUAL LIFE: A Treatise on Ascetical and Mystical Theology
[LA VIDA ESPIRITUAL: Un tratado de Teología Ascética y Mística]
Por el Reverendísimo Adolfo Tanquerey, S.S., D.D.
Durante su carrera, fue famoso por sus obras teológicas y tenía el don
evidente de la enseñanza. Traducido por el Reverendo Herman
Branderis, S.S., A.M., quien era profesor de Historia de la Iglesia en latín
y español en el Seminario de Santa María en Baltimore, Maryland.
Mortificaciones
Este autor dice que la práctica de mortificar nuestras facultades interiores (memoria, voluntad, intelecto) tiene más valor que el mortificar nuestros sentidos exteriores (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Las mortificaciones interiores atacan la raíz del mal pero ambas trabajan juntas. Cuando mortificamos la imaginación sin mortificar los ojos, no podemos tener éxito, porque lo que el ojo ve causa una imagen sensible en la imaginación.
El autor dice que en el estado de nuestra naturaleza caída, el hombre completo debe ser crucificado si ha de pertenecerle a Dios. Nuestro Señor recomienda a sus discípulos que practiquen el ayuno y la abstinencia y la mortificación de la vista y el tacto. Pero, les dice, en este estado caído, el cuerpo busca los gozos de la carne y tiende hacia los placeres prohibidos. Nos dice que si deseamos mortificar el cuerpo, tenemos que empezar por una observancia fiel de la modestia y buen comportamiento; buen porte, un modo de andar erecto y natural, sentándose sin arrellanarse, y sin ademanes mal regulados.
El autor dice que en el estado de nuestra naturaleza caída, el hombre completo debe ser crucificado si ha de pertenecerle a Dios. Nuestro Señor recomienda a sus discípulos que practiquen el ayuno y la abstinencia y la mortificación de la vista y el tacto. Pero, les dice, en este estado caído, el cuerpo busca los gozos de la carne y tiende hacia los placeres prohibidos. Nos dice que si deseamos mortificar el cuerpo, tenemos que empezar por una observancia fiel de la modestia y buen comportamiento; buen porte, un modo de andar erecto y natural, sentándose sin arrellanarse, y sin ademanes mal regulados.
EJEMPLOS DEL AUTOR
MODESTIA DE LOS OJOS
Hay miradas que son gravemente pecaminosas ya que ofenden la modestia y la caridad.
Hay otras peligrosas tales como fijar la mirada en una persona o cosa que pueda traer una tentación.
MORTIFICACIÓN DEL OÍDO Y LA LENGUA
No hablar palabra, ni escuchar palabra que lastime el amor al prójimo o la pureza.
Reprimir esas ganas de chismear.
Refrenar la curiosidad y abstenerse de hacer preguntas que satisfagan la curiosidad.
Palabras obscenas inducen una curiosidad morbosa.
Palabras poco amables suscitan conflictos.
MORTIFICACIÓN DEL OLFATO
El uso inmoderado de perfumes no es más que una manera de satisfacer nuestra sensualidad.
PECADOS QUE PROCEDEN DE LA GULA
La gula es un amor desordenado al placer de comer y beber.
Puede ser pecado venial o mortal cuando es excesiva.
Hace al alma esclava del cuerpo, por lo que es un serio obstáculo para la perfección.
Debilita la voluntad.
Excita la alegría excesiva que lleva a las bromas de carácter dudoso.
El comer debe estar sujeto a la recta razón; comer para adquirir la fuerza necesaria para hacer nuestros deberes.
MORTIFICACIÓN DE LOS SENTIDOS INTERIORES
Estos dos sentidos (imaginación y memoria) necesitan ser controlados por la razón.
Llenan la mente con recuerdos que distraen el espíritu.
Nos hacen perder tiempo inestimable durante la oración.
Son el origen de muchas tentaciones contra la pureza.
El autor dice que tan pronto como seamos conscientes de cualquier pensamiento inútil o peligroso, debemos omitirlo inmediatamente, especialmente los de alguna crisis del pasado, o alguna tentación seductora del presente o del futuro. Debemos estar atentos contra el soñar despiertos y todos los pensamientos ociosos, pues sólo nos hacen perder el tiempo y a veces causan malas inclinaciones.
Hay miradas que son gravemente pecaminosas ya que ofenden la modestia y la caridad.
Hay otras peligrosas tales como fijar la mirada en una persona o cosa que pueda traer una tentación.
MORTIFICACIÓN DEL OÍDO Y LA LENGUA
No hablar palabra, ni escuchar palabra que lastime el amor al prójimo o la pureza.
Reprimir esas ganas de chismear.
Refrenar la curiosidad y abstenerse de hacer preguntas que satisfagan la curiosidad.
Palabras obscenas inducen una curiosidad morbosa.
Palabras poco amables suscitan conflictos.
MORTIFICACIÓN DEL OLFATO
El uso inmoderado de perfumes no es más que una manera de satisfacer nuestra sensualidad.
PECADOS QUE PROCEDEN DE LA GULA
La gula es un amor desordenado al placer de comer y beber.
Puede ser pecado venial o mortal cuando es excesiva.
Hace al alma esclava del cuerpo, por lo que es un serio obstáculo para la perfección.
Debilita la voluntad.
Excita la alegría excesiva que lleva a las bromas de carácter dudoso.
El comer debe estar sujeto a la recta razón; comer para adquirir la fuerza necesaria para hacer nuestros deberes.
MORTIFICACIÓN DE LOS SENTIDOS INTERIORES
Estos dos sentidos (imaginación y memoria) necesitan ser controlados por la razón.
Llenan la mente con recuerdos que distraen el espíritu.
Nos hacen perder tiempo inestimable durante la oración.
Son el origen de muchas tentaciones contra la pureza.
El autor dice que tan pronto como seamos conscientes de cualquier pensamiento inútil o peligroso, debemos omitirlo inmediatamente, especialmente los de alguna crisis del pasado, o alguna tentación seductora del presente o del futuro. Debemos estar atentos contra el soñar despiertos y todos los pensamientos ociosos, pues sólo nos hacen perder el tiempo y a veces causan malas inclinaciones.
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