Nota 54
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
AN EXPOSITION OF SAINT ALPHONSUS DE LIGUORI’S DOCTRINE ON SPIRITUAL DIRECTION
[UNA EXPOSICÍN DE LA DOCTRINA DE SAN ALFONSO LIGUORI SOBRE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL]
Por el Reverendo William A. Sutton, Sacerdote de la Diócesis de Memphis
Fue el fundador de la Congregación del Santísimo Redentor. Es un Doctor de
la Iglesia que escribió un gran número de obras dogmáticas y ascéticas, casi
todas en el vernacular descritas como “simples en estilo” y “de doctrina
sólida.” Su correspondencia era “prolífica y 1,451 cartas fueron recuperadas.”
La Oración Mental
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
AN EXPOSITION OF SAINT ALPHONSUS DE LIGUORI’S DOCTRINE ON SPIRITUAL DIRECTION
[UNA EXPOSICÍN DE LA DOCTRINA DE SAN ALFONSO LIGUORI SOBRE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL]
Por el Reverendo William A. Sutton, Sacerdote de la Diócesis de Memphis
Fue el fundador de la Congregación del Santísimo Redentor. Es un Doctor de
la Iglesia que escribió un gran número de obras dogmáticas y ascéticas, casi
todas en el vernacular descritas como “simples en estilo” y “de doctrina
sólida.” Su correspondencia era “prolífica y 1,451 cartas fueron recuperadas.”
La Oración Mental
Este Santo sugiere que los directores espirituales guíen a sus penitentes en la oración mental, esto es, a quienes evitan el pecado mortal y quieren avanzar en el amor divino, pero que continúen con sus oraciones vocales diarias. Enseña que el penitente debe seleccionar el material de lectura con que su alma experimenta la mayor devoción, y que debe pausar en los lugares en que su alma se mueve a amar a Dios y entonces confiar su alma a Dios completamente.
Dice que el progreso en la oración no consiste tanto en meditar más, como en hablar con Dios en las afecciones. Afectos, peticiones por favores espirituales y resoluciones, son los frutos de la meditación. También quiere que los penitentes comiencen a practicar el silencio, especialmente con la palabra vana.
Este santo desea alentar a los penitentes advirtiéndoles que en un principio, Dios atrae al alma con hermosos pensamientos de El, iluminaciones y sensaciones de consuelo. Luego les retira todas las sensaciones dulces a que se han aferrado porque estos sentimientos no son Dios mismo. El quiere desapegar de sus dones a esas almas a quienes ama y guiarlas al amor del Dador de los dones. Esto les causa gran angustia y, al no entender la razón de esto, algunos penitentes dejan la oración y entonces retroceden. El autor dice que en este momento, el penitente debe continuar con sus oraciones y no acortar la duración de su oración. San Francisco de Sales dice que una onza de oración durante esta desolación, en los ojos de Dios vale más que cien libras en medio de consuelos.
El santo dice que aquellos que han abandonado la oración y no le representan a su voluntad la diferencia entre el bien y el mal, son cautivados por los placeres mundanos de los sentidos, se rinden muy fácilmente al placer prohibido y perecerán.
Dice que el progreso en la oración no consiste tanto en meditar más, como en hablar con Dios en las afecciones. Afectos, peticiones por favores espirituales y resoluciones, son los frutos de la meditación. También quiere que los penitentes comiencen a practicar el silencio, especialmente con la palabra vana.
Este santo desea alentar a los penitentes advirtiéndoles que en un principio, Dios atrae al alma con hermosos pensamientos de El, iluminaciones y sensaciones de consuelo. Luego les retira todas las sensaciones dulces a que se han aferrado porque estos sentimientos no son Dios mismo. El quiere desapegar de sus dones a esas almas a quienes ama y guiarlas al amor del Dador de los dones. Esto les causa gran angustia y, al no entender la razón de esto, algunos penitentes dejan la oración y entonces retroceden. El autor dice que en este momento, el penitente debe continuar con sus oraciones y no acortar la duración de su oración. San Francisco de Sales dice que una onza de oración durante esta desolación, en los ojos de Dios vale más que cien libras en medio de consuelos.
El santo dice que aquellos que han abandonado la oración y no le representan a su voluntad la diferencia entre el bien y el mal, son cautivados por los placeres mundanos de los sentidos, se rinden muy fácilmente al placer prohibido y perecerán.
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