Nota 45
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
OF CLEAVING TO GOD
[EL ADHERISE A DIOS El]
Atribuído a San Alberto el Grande
Fue un científico, filósofo y teólogo. Era llamado el “Doctor Universal” en
reconocimiento a su genio extraordinario y conocimiento en todas las ramas del saber
en su época. Reconoció el genio de su alumno, Santo Tomás de Aquinas y predijo su
futura grandeza. Traducción tradicional del latín por Elizabeth Stopp, T.O.S.D.
Desprendimiento
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
OF CLEAVING TO GOD
[EL ADHERISE A DIOS El]
Atribuído a San Alberto el Grande
Fue un científico, filósofo y teólogo. Era llamado el “Doctor Universal” en
reconocimiento a su genio extraordinario y conocimiento en todas las ramas del saber
en su época. Reconoció el genio de su alumno, Santo Tomás de Aquinas y predijo su
futura grandeza. Traducción tradicional del latín por Elizabeth Stopp, T.O.S.D.
Desprendimiento
Este Santo dice que lo más importante en la vida espiritual es el vaciar la mente de toda imagen terrenal y apegos para estar unidos a Dios en espíritu. Dice que para el alma es difícil despegarse completamente de todas las cosas terrenas, pero es posible hacerlo si nos adherimos firmemente a El. Nos dice que hay que poner primero la pureza, limpieza y quietud de corazón, para poder retornar a la oración sin impresiones e imágenes de cosas terrenales.
El Santo dice que nos recojamos en Dios con toda nuestra alma y toda nuestra fuerza, para poder ser uno en espíritu con El. Nos dice que guardemos nuestro entendimiento de las impresiones e imágenes de todo lo de aquí abajo. Cuanto más nos desnudemos de imágenes terrenales y todo objeto creado y mundano, tanto más cerca de Dios está nuestra mente y tanto más nos acercaremos a la inocencia y perfección. De nuevo dice que lo más importante es que conservemos una mente vacía de impresiones, imágenes y de todo apego, de manera que no estemos ansiosos por nuestros amigos, por nuestra prosperidad o adversidad, por el presente, el pasado o el futuro. Nos dice que nuestra alma sólo debe esforzarse por adherirse a Dios.
Y, cuando llegan los problemas o la amargura, no hay que correr a recitar oraciones vocales ni a buscar consuelo en otros, sino dejar que nuestra única intención sea el recuperar nuestra buena voluntad para poder adherirnos a Dios en nuestra mente, a pesar de las inclinaciones del cuerpo.
San Alberto dice que una vez que hayamos desnudado nuestro Entendimiento, Corazón y Voluntad, nuestra oración será simplemente el mirar a Dios dentro de nosotros. Pues este es el objeto de todos los ejercicios espirituales, el acercarnos a Dios dentro de nosotros, y el descansar en El por medio de la fe y sin impresiones de cosas externas.
Nos dice que un hombre ora por medio de todo lo que él es y su Entendimiento y Voluntad son lo que lo convierte en lo que es. Mientras pierde tiempo tratando de comprender las cosas por su imaginación y se aferra a los modos de los sentidos, nunca se elevará sobre su naturaleza animal, esa parte de su naturaleza que comparte con los animales. Esta parte animal de su naturaleza conoce y siente por las impresiones e imágenes; no tiene ninguna participación en las potencias más altas del alma. Pero el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios en su Entendimiento y Voluntad y, con ellos, debiera estar unido a Dios.
El Santo dice que nos recojamos en Dios con toda nuestra alma y toda nuestra fuerza, para poder ser uno en espíritu con El. Nos dice que guardemos nuestro entendimiento de las impresiones e imágenes de todo lo de aquí abajo. Cuanto más nos desnudemos de imágenes terrenales y todo objeto creado y mundano, tanto más cerca de Dios está nuestra mente y tanto más nos acercaremos a la inocencia y perfección. De nuevo dice que lo más importante es que conservemos una mente vacía de impresiones, imágenes y de todo apego, de manera que no estemos ansiosos por nuestros amigos, por nuestra prosperidad o adversidad, por el presente, el pasado o el futuro. Nos dice que nuestra alma sólo debe esforzarse por adherirse a Dios.
Y, cuando llegan los problemas o la amargura, no hay que correr a recitar oraciones vocales ni a buscar consuelo en otros, sino dejar que nuestra única intención sea el recuperar nuestra buena voluntad para poder adherirnos a Dios en nuestra mente, a pesar de las inclinaciones del cuerpo.
San Alberto dice que una vez que hayamos desnudado nuestro Entendimiento, Corazón y Voluntad, nuestra oración será simplemente el mirar a Dios dentro de nosotros. Pues este es el objeto de todos los ejercicios espirituales, el acercarnos a Dios dentro de nosotros, y el descansar en El por medio de la fe y sin impresiones de cosas externas.
Nos dice que un hombre ora por medio de todo lo que él es y su Entendimiento y Voluntad son lo que lo convierte en lo que es. Mientras pierde tiempo tratando de comprender las cosas por su imaginación y se aferra a los modos de los sentidos, nunca se elevará sobre su naturaleza animal, esa parte de su naturaleza que comparte con los animales. Esta parte animal de su naturaleza conoce y siente por las impresiones e imágenes; no tiene ninguna participación en las potencias más altas del alma. Pero el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios en su Entendimiento y Voluntad y, con ellos, debiera estar unido a Dios.
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