Nota 119
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
PROGRESS THROUGH MENTAL PRAYER
[PROGRESO POR MEDIO DE LA ORACIÓN MENTAL]
Por el Reverendo Edward Leen, C.S.Sp, M.A., D.D.
Fue profesor en el Seminario Mayor de Dublín; se desempeñó bajo el Obispo
Joseph Shanahan en Nigeria, y fue presidente de la Universidad Blackrock, en Dublín.
Mortificaciones
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
PROGRESS THROUGH MENTAL PRAYER
[PROGRESO POR MEDIO DE LA ORACIÓN MENTAL]
Por el Reverendo Edward Leen, C.S.Sp, M.A., D.D.
Fue profesor en el Seminario Mayor de Dublín; se desempeñó bajo el Obispo
Joseph Shanahan en Nigeria, y fue presidente de la Universidad Blackrock, en Dublín.
Mortificaciones
El Reverendo Leen nos dice porqué la mortificación es esencial en la vida Cristiana. El hombre completo, que incluye su intelecto, imaginación, voluntad y memoria, después de la caída de Adán, tiende a ser arrastrado por el camino de la satisfacción propia. Nos dice que por la gracia de Dios se nos ha dado el poder de recuperarnos, en cierta medida, de nuestra condición de naturaleza caída. Dice que por nuestra vocación de Cristianos, debemos hacer uso correcto de nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Es una condición de nuestra santificación.
Nos dice que la mortificación es una ley esencial del Cristianismo. No hay manera de recibir la vida de Dios en nuestros miembros sin la mortificación de los miembros que están corrompidos. Dice que esto implica no sólo las acciones que son ilícitas, sino también las que son razonables y legítimas. Debemos hacer morir de hambre a nuestra ansia por placer como meta; esto es, el placer en aras del placer; entonces la vida de la gracia recibida después del bautismo puede tener la oportunidad de perfeccionarse. No debemos explayarnos en imágenes de la imaginación a menos que se refieran a Dios. Antes de la caída, lo único que Adán tenía a la vista era Dios. Después de la caída la voluntad se fue tras de toda forma de satisfacción, debido al poder de los sentidos y la débil apelación de la razón. Las escrituras nos dicen que debemos estar… “Llevando siempre en nuestro cuerpo el morir de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” II Cor. 4:10.
Nos dice que la mortificación es una ley esencial del Cristianismo. No hay manera de recibir la vida de Dios en nuestros miembros sin la mortificación de los miembros que están corrompidos. Dice que esto implica no sólo las acciones que son ilícitas, sino también las que son razonables y legítimas. Debemos hacer morir de hambre a nuestra ansia por placer como meta; esto es, el placer en aras del placer; entonces la vida de la gracia recibida después del bautismo puede tener la oportunidad de perfeccionarse. No debemos explayarnos en imágenes de la imaginación a menos que se refieran a Dios. Antes de la caída, lo único que Adán tenía a la vista era Dios. Después de la caída la voluntad se fue tras de toda forma de satisfacción, debido al poder de los sentidos y la débil apelación de la razón. Las escrituras nos dicen que debemos estar… “Llevando siempre en nuestro cuerpo el morir de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” II Cor. 4:10.
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