Nota 6
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
HELIOTROPIUM from Conformity of the Human will to the Divine
[HELIOTROPIUM de Conformidad de la Voluntad Humana a la Divina]
Por el Padre Jeremias Drexelius, S.J.
Esta Edición Inglesa de 1862 es usada como base para Heliotropium sin que se nombre
el traductor del latín original. El Padre Jeremías fue profesor the humanidades y
retórica y predicador en la corte de Maximiliano I en Munich. Fue el escritor ascético
más distinguido de Alemania en el siglo XVII. Editado por Ferdinand E. Bogner.
Mala Salud
Notas de Ella Boudreaux Mayo tomadas de
HELIOTROPIUM from Conformity of the Human will to the Divine
[HELIOTROPIUM de Conformidad de la Voluntad Humana a la Divina]
Por el Padre Jeremias Drexelius, S.J.
Esta Edición Inglesa de 1862 es usada como base para Heliotropium sin que se nombre
el traductor del latín original. El Padre Jeremías fue profesor the humanidades y
retórica y predicador en la corte de Maximiliano I en Munich. Fue el escritor ascético
más distinguido de Alemania en el siglo XVII. Editado por Ferdinand E. Bogner.
Mala Salud
El autor nos dice que las fallas de la salud no atormentan al hombre de bien, porque las considera ser para el ejercicio de su paciencia y una oportunidad de aceptar lo que Dios dispone para él. Para el hombre de bien, cualquier calamidad es una ocasión para practicar la virtud. San Pablo se gozaba en todas sus tribulaciones; no simplemente en su hambre y sed, o en los azotes recibidos, sino también en todos sus otros problemas y dificultades. Ni la aflicción, ni conspiraciones, ni cualquier otra cosa deberían tener el poder de afligir al hombre de sano juicio.
El autor nos dice que debiéramos aceptar la voluntad de Dios de tal manera que ninguna dificultad que nos suceda nos abrume. El hombre de bien, cuya ley es la voluntad de Dios, es perfectamente inexpugnable. Aunque sentimos aflicciones a causa de nuestra naturaleza humana, no debemos temerlas, pues ni siquiera un cabello humano se le puede quitar al hombre de bien a menos que Dios lo disponga. Todo lo que nos suceda de acuerdo a la voluntad de Dios no debe molestarnos, porque Dios así lo dispone o lo permite.
El autor dice que el pecado tiene dos lados, la culpa y el castigo. Dios es el autor del castigo, pero de ninguna manera lo es de la culpa. Si apartamos la culpa, no hay mal que pertenezca a la pena causada por Dios, por ejemplo los actos de la naturaleza, como el hambre, la sed, la enfermedad, dolor, etc. Y así, Dios verdadera y positivamente dispone todos los males del castigo y de la naturaleza por razones de justicia perfecta. Dios permite el pecado o la culpa porque nos ha dado libre albedrío para pecar o no pecar. Ya que eligió permitirlo, El saca bien del mal. Si Dios nos forzara a amarlo ¿qué clase de amor sería ése? Dios tiene un motivo para todo lo que hace, aunque nosotros no veamos la evidencia. Seamos pues independientes del miedo innoble, la lujuria y deseos viles; lo que sigue entonces, es alegría perpetua y un gran gozo en el interior.
El autor nos dice que debiéramos aceptar la voluntad de Dios de tal manera que ninguna dificultad que nos suceda nos abrume. El hombre de bien, cuya ley es la voluntad de Dios, es perfectamente inexpugnable. Aunque sentimos aflicciones a causa de nuestra naturaleza humana, no debemos temerlas, pues ni siquiera un cabello humano se le puede quitar al hombre de bien a menos que Dios lo disponga. Todo lo que nos suceda de acuerdo a la voluntad de Dios no debe molestarnos, porque Dios así lo dispone o lo permite.
El autor dice que el pecado tiene dos lados, la culpa y el castigo. Dios es el autor del castigo, pero de ninguna manera lo es de la culpa. Si apartamos la culpa, no hay mal que pertenezca a la pena causada por Dios, por ejemplo los actos de la naturaleza, como el hambre, la sed, la enfermedad, dolor, etc. Y así, Dios verdadera y positivamente dispone todos los males del castigo y de la naturaleza por razones de justicia perfecta. Dios permite el pecado o la culpa porque nos ha dado libre albedrío para pecar o no pecar. Ya que eligió permitirlo, El saca bien del mal. Si Dios nos forzara a amarlo ¿qué clase de amor sería ése? Dios tiene un motivo para todo lo que hace, aunque nosotros no veamos la evidencia. Seamos pues independientes del miedo innoble, la lujuria y deseos viles; lo que sigue entonces, es alegría perpetua y un gran gozo en el interior.
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Drexelius, Father Jeremias, Heliotropium, from Conformity of the Human Will to the Divine [Heliotropium, de La Conformidad de la Voluntad Humana a la Divina]. La edición inglesa de 1862 es usada como la base para Heliotropium [Girasol]; el nombre del traductor del latín original no aparece. New York: Devin-Adair Co., 1958.